domingo, 30 de noviembre de 2008














NADO RECREATIVO Y SALUDABLE

Le gustaba nadar despacio, sin agitarse demasiado.

Como un pecesito en su elemento.

Pasado el tiempo la gente no repara que en el vientre materno flotó, y que los bebes no se hunden fácilmente en el agua.

Disfrutaba de ese nado que le permitía recorrer en aguas tranquilas, dos o tres mil metros sin cansarse.

Admiraba a los chiquilines costeños que se zambullían y nadaban sin esforzarse, desconociendo los estilos académicos.

Esas experiencias le hicieron reparar en que los estilos académicos, alejaban del agua a mucha gente, la que hubiera nadado con facilidad a la que te criaste, cada cual según sus características.

Y algunos se ahogaban en arroyos, inhibidos de nadar diez metros.

Los “estilos” estan diagramados para competir. Si bien permiten desarrollar grandes velocidades y batir records, exigen una especialización que atenta contra el simple placer de deslizarse en el agua, o sobre el agua, deleitarse con el medio líquido, aire, cielo, nubes, vida vegetal y animal, en el que los nadadores especializados reparan escasamente.

Es claro, que a los Guardavidas, los Profesores de educación física, los Marinos o Marineros, ¿y por qué no los Pescadores?. aquellos que por profesión deben prepararse a lidiar con el agua, el conocimiento de los estilos académicos les resulta útil. Aún los que nadan por placer y salud, pueden interesarse en practicarlos.

¿Pero vale la pena dedicar cuatro o cinco horas por días, durante diez o quince años, para competir? Es claro que los campeones reciben grandes recompensas, fama, becas, sponsors, relaciones, en pocas palabras ”money”, un pasaporte para vivir una vida más fácil y menos diversa , de lo que hubiera sido de otro modo.

En casi todos los deportes pasa lo mismo desde que se transformaron en espectáculos deportivos. Una cosa son los pibes que juegan a la pelota y otra la carrera de futbolista, que comienza a los diez o doce años, en el fútbol de salón, o en las divisiones inferiores, con la aspiración de transformarse en astros, y salvar a toda la familia. De esos chicos el 99% se queda con las manos vacías y en banda, del otro 1%, sólo algunos alcanza la gloria de los millones, preparados para defender su patrimonio con impiedad, lo que no los hace mejores, ni más cultos. Entre los espectadores, disimulan su brutalidad delincuentes escudados en una ”pasión” que cuenta con aceptación social.

Antiguos esclavos gladiadores modernizados practican kick boxing, además de puñetazos se pegan patadas. Y las mujeres boxean profesionalmente.

Se llega al absurdo de limitar la práctica del basquet, un juego ideado para practicar en espacios disponibles en las ciudades, pequeños, de piso duro, a los que superan el 1,90 m. de altura, uno de cada cien varones. Por no hablar del tenis, un juego deportivo blando, amable, donde la raqueta prolonga el brazo, con lo que elude la dureza del pelotaris a mano, transformado en patrimonio de ursos del saque, más ricos que Creso.

Había comenzado recordando los placeres del nado recreativo y se había ido por las ramas de su permanente rebeldía y disconformidad. Con reflexiones es difícil torcer el camino. Le queda el consuelo, o la autosatisfacción, cuando no se siente deprimido, de creer que vive cumpliendo con su deber.

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